Capítulo 43 Que tu deseo se haga realidad
Alexánder dirigió a Elizabeth al carro antes de decirle al chofer que arrancara. Mientras tanto, ella miró con atención sus dedos entrelazados y, por instinto, intentó retirar su mano. Mientras el carro partía con lentitud, ninguno dijo una palabra. Había un ambiente sombrío que los envolvió, el cual continuó mientras el coche se estacionaba en la residencia de los Galicia.
—Gracias por defenderme hace rato —dijo Elizabeth, rompiendo por fin el silencio—. Avísame si necesitas ayuda en un futuro para cuestiones de la empresa.
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