Capítulo 384 Un día de milagros
A altas horas de la noche, la familia Galicia ya se había dormido. Penélope, miembro del personal doméstico, abrió un poco la puerta del patio trasero, haciendo un hueco por el cual podía ver a la figura de Mauricio de pie al otro lado, quien parecía estar esperando un rato. Como ella no quería que a él se le acabara la paciencia, le informó al instante con cautela:
—El joven amo Alexánder decidió cortar lazos con el resto de los Galicia. ¡Fue todo un drama!
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