Capítulo 455 Las reglas del mercado negro
La noche descendió en Ciudad Litia y los edificios dentro de la ciudad estaban bañados por la oscuridad. La única fuente de luz era la luna, la cual colgaba alto en los cielos. Después de determinar que no había muros en la costa con su telescopio, Horacio esperó hasta la 01:00 para que pudiera salir de su escondite y escabullirse en el hogar de Antuán y Carolina. Gracias a la información que estuvo recolectando en los últimos días para guiarlo, pronto llegó al dormitorio; él abrió el cerrojo de la puerta con un cuchillo especial y entró con pasos callados.
—¿Quién anda ahí? —El hombre en la cama se despertó de golpe y Horacio se apresuró hacia adelante con largos pasos para cubrir la boca de Antuán mientras que posicionaba el cuchillo afilado en el cuello de Carolina.
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