Capítulo 478 ¿Condescendiente o intransigente?
A lo largo de la subasta, Elizabeth sólo apostó por esa pieza de mineral. Ella lo hizo no porque no hubiera mejores piedras, sino porque no quería enfrentarse a Eduardo, el hombre intrigante. Ella lo reconoció; era quien controlaba el pulso de la economía de la ciudad. Quizás haya puesto más trampas para ella, por lo que ella sólo podía controlar su temperamento para que Eduardo no tuviera otra oportunidad. No obstante, Elizabeth estaba abrumada pues no era capaz de actuar a su antojo. Al pensar eso, no pudo evitar lanzarle una mirada feroz cuando se puso de pie para dar cierre al evento. Al presentir que alguien lo miraba de alguna parte, Eduardo giró de manera instintiva en esa la dirección opuesta quedó perplejo por la mirada feroz de Elizabeth.
«¿Qué?»
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