Capítulo 377 Niña adoptada
―Papá, no te enojes. ¡Todos desearían tener a sus hijos ahí cuando fallezcan! La muerte es inevitable. Lo más importante es morir con dignidad y esta vez regresamos para sostenerla. Sería un error que no apreciaras nuestro acto filial ―dijo Javier, manteniendo su actitud descarada sin siquiera sentirse como un extraño.
―Tú… ―contestó Raúl, quien estaba enojado al punto donde se encontraba sin aliento y de forma repentina, su cabeza dio vueltas. Agarrándose el pecho, se arrodilló; en cuanto Elizabeth y Alexánder observaron esto, corrieron a ayudarlo y lo volvieron a poner en el diván. Justo después de que se acostara sobre su espalda, Elizabeth se apresuró a sacar las agujas que siempre traía con ella y levantó la mano izquierda de Raúl para pincharlo en la punta de sus dedos. No fue hasta que repitió el procedimiento varias veces que las respiraciones de Raúl lograron estabilizarse; mientras tanto, Javier estiró el cuello para alcanzar a ver. Hubo un destello de decepción al darse cuenta de que su papá se encontraba bien.
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