Elizabeth giró su cabeza sólo para encontrar a Mauricio apoyado contra el marco de la puerta del baño. Parecía haber escuchado todo lo que ellas dijeron. De manera constante se fijaba en Elizabeth como un depredador ansioso por su presa. Reveló una sonrisa intensa sin intenciones amistosas, como si fuera burlarse de ella por intento de rebeldía.
—Salgan —enunció.
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