Capítulo 897 Quién desea esta suerte
Isaac solicitó un poco de agua cálida a los empleados. Cuando la recibió, se sentó y tomó las piernas de Alexia, para después comenzar a masajearlas sin quejarse. Alexánder asintió, satisfecho, al mirarlos.
—Ahora que Isaac te está atendiendo, puedes dejar de hacer escándalo.
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