Capítulo 105 Nunca eliges creerme
―Ya me encuentro bien, señor Galicia. Mi amigo vendrá en un rato ―dijo Elizabeth. Alexánder, por su parte, creía que su suposición estaba correcta, ya que parecía tener sentido.
―Si ese es el caso, me iré hasta que él llegue ―ofreció asintiendo. Ella no se opuso así que ambos se quedaron de pie al lado del camino mientras Jaime llegaba, ninguno de los dos volvió a hablar, pero las emociones complicadas seguían brotando en el corazón de Elizabeth, la cual volteó para arriba y sonrío complacida. Desde el inicio, tenía la intención de viajar a Francia para relajarse y buscar algunas respuestas de sí misma, así que fue en ese momento cuando por fin obtuvo una respuesta clara.
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