Capítulo 338 Autodestrucción
A pesar de que Elizabeth no quería decir eso, no pudo evitar hacer una comparación en su cabeza luego de escuchar las palabras de Alexánder. Ella siempre había soñado con un amor que durara para toda la vida, así que todos aquellos quienes decidieran quedarse a mitad del camino significaba que jamás habían amado de verdad; para ella no había un punto medio: o se querían para siempre o no lo hacían. Sin embargo, era triste pensar cómo es que los seres humanos cambian de opinión tan drásticamente hoy en día, por eso, tampoco podía juzgar el comportamiento de alguien basándose en el amor, un sentimiento que ni se puede ver o tocar.
Tal vez, Elizabeth terminaría envuelta en una situación similar a la de Alicia: en un principio siendo muy cercanos el uno del otro y de pronto con la intención de alejarse sin mirar atrás. Entonces, recordó un dicho que decía que aquellos vínculos que son formados a través de la sangre, o sea, el parentesco, suelen ser más estables que aquellos que se forman sin ser nada. Por ejemplo, cuando una pareja decide contraer matrimonio, siempre existirá una especie de brecha entre ellos porque no comparten la misma sangre, a pesar de que ante los ojos de todos ya son una familia. Por eso, Elizabeth se cuestionaba si en verdad le gustaría llegar hasta ese punto con Alexánder.
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