Capítulo 48 Alucinaciones
Cuando Elizabeth se volvió a despertar, notó que sus alrededores estaban muy oscuros. Con lentitud, se sentó y se dio cuenta de que sus manos estaban atadas con cuerdas, por lo que no podía moverse.
—¿Hay alguien allí? —Elizabeth gritó con voz ronca, pero solo le respondió el eco.
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