Al día siguiente, Marina fue a recoger a Tatiana a la residencia de los Valle. Cuando llegó, Tatiana, el Señor Valle y la Señora Valle se estaban divirtiendo. La niña estaba sentada en los brazos de la Señora Valle, riéndose, mientras el Señor Valle le daba de comer uvas. Marina los miró por un momento y luego se acercó con una sonrisa.
—Tatiana, mamá vino a recogerte. Vamos a casa.
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