De repente, sonó el teléfono de Elías. Era una notificación de mensaje. Tanto Elías como Marco intercambiaron miradas. Ambos tuvieron un presentimiento. El corazón de Marco dio un vuelco al acercarse a Elías.
Le enviaron un video corto. Elías presionó los labios y seleccionó el video. La risa arrogante y aterradora de Paulina pudo ser escuchada. Los cuerpos de Elías y Marco se congelaron.
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