La mujer persiguió con rapidez a Marina, sin dejarle espacio para recuperar el aliento. Después de que Marina gastara toda su energía para llegar al final de las escaleras, se encontró sola en la azotea. Pero aquella loca solo tardó medio segundo en alcanzarla con el cuchillo en la mano.
Tal vez debido a la rapidez con la que corrieron, nadie más había logrado alcanzarlas todavía. Marina estaba muy asustada mientras miraba fijo a la mujer y jadeaba. Sin embargo, la mujer miró su propio cuchillo por un momento antes de reírse con malicia:
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