Queta esa noche tenía trabajo en el turno nocturno. Dormitaba cuando una notificación de emergencia la despertó de golpe. Al llegar a la sala de urgencias, fue recibida por un rostro conocido. La persona que estaba sentada dentro no era otra que el propio Marco.
Queta se sorprendió un poco al verlo. «¿No le habían quitado hoy el yeso? ¿Por qué ha vuelto aquí ahora? ¿Cree que la vida es un juego?».
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