Encantada de escuchar su respuesta, Tatiana le plantó un rápido beso en las mejillas y se recostó con tranquilidad en sus brazos. No mucho después, Elías escuchó que la respiración de ella era uniforme. Miró su figura dormida, se sintió más que satisfecho y agradecido.
Poco a poco, la somnolencia empezó a invadir sus sentidos y se quedó dormido poco a poco. Más tarde, cuando Marina abrió los ojos, ya no se sentía tan incómoda como antes. En cuanto se dio la vuelta, vio una escena entrañable. Elías estaba apoyado en la cama con un adorable Tatiana en brazos. Como ambos estaban dormidos muy profundo, Marina no quería despertarlos.
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