Aunque sabía que Paulina podía estar mintiendo, Zoila estaba dispuesta a correr el riesgo. Cuando pensó en esto, una mirada siniestra apareció en sus ojos.
«No es de extrañar que Santi y Marina estén tan unidos. Aunque no lo sepan, ¡son parientes de sangre! En cuanto a Paulina, no puedo permitir que vuelva al país ni que entre en contacto con Marina. Si esa mujer no es de fiar, estaré acabada».
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