Santi se sorprendió por el beso de Tatiana. Su rostro se enrojeció y no pudo evitar sonreír cuando la vio sonreír a ella. En secreto la miró, su agrado por ella había crecido. Había tomado un inexplicable agrado por esa niñita. Se sentía familiar para él de una forma natural.
Santi la había tomado por la hermanita que había perdido y la quiso como a su propia hermana. Le acarició la cabeza con cariño con una mano y sostuvo su mano con la otra. Ambos intercambiaron sonrisas con el otro.
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