Tras llegar a un acuerdo, Joel llevó al grupo de mafiosos a la cochera. De mala gana, entregó las llaves del auto y despidió a los hombres. Luego, volvió a entrar en la casa con ira. Rocío, que les pedía a las amas de llaves que limpiaran, se aterrorizó al ver a Joel. Verla comportarse así solo lo enfureció aún más.
—¡Ven aquí! —gritó él.
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