Elías sujetó con fuerza su suave mano. Pronto, una enfermera llegó desde el pasillo y trajo buenas noticias. Su tipo de sangre coincidía con el de Santi, así que podía donarle su sangre. Los ojos de Marina se iluminaron al escuchar la noticia. Apartó la mano de Elías y dijo:
—Iré a donar mi sangre. No te preocupes. Santi se pondrá bien.
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