Mientras Sandra y Liliana Suárez estaban muy metidas en su conversación, la señora Valle se percató de que Sandra estaba un poco desanimada, así que se aceró a ella y le dio unas palmadas en el hombro para consolarla. Sus ojos se tornaron tristes en cuanto vio a Marina yéndose con Elías. Una vez que el auto se perdió en el horizonte, la señora Valle dijo sonriendo:
—¡Vamos, señoritas!, la tía las llevará de vuelta a casa.
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