La temperatura en la habitación comenzó a subir mientras las manos de Elías recorrían el cuerpo de Marina. Justo cuando estaban a punto de perder el control, y sucumbir a sus deseos, Marina recuperó los sentidos y, sonrojada, de repente quitó de encima al hombre de un empujón.
—Voy a darme un baño —dijo Elías con la voz ronca.
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