Marina pensó que podría mantener su compostura si tenía que volver a reunirse con ellos, ya que ya habían pasado cinco años desde el incidente. Sin embargo, todo el odio que se acumulaba en lo profundo de su corazón desde hacía tanto tiempo estalló. Todos los recuerdos se estaban volviendo locos en su cabeza en este momento. Era casi como una repetición de una vieja película con el clamor de Paulina Campos diciendo muy claro: «Yo fui quien le quitó las máscaras de oxígeno a tu madre… ¡Marina, voy a destruirte!.. El padre es mío, los bienes de los Campos son míos, Saúl también es mío. Eres la hija abandonada de la familia Campos». Todas las palabras de Paulina eran vívidas en la mente de Marina. Su cabeza se sintió pesada cuando, de manera instintiva, entró directo en la despensa de inmediato para evitar chocar con ellos.
La Paulina de ojos afilados notó la figura familiar mientras comentaba en estado de conmoción:
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