Capítulo 80 ¿No son tú y tu madre demasiado codiciosas?
Maira apretó el puño al recordar cómo su madre se aventuró a buscar a su marido durante sus últimos días como una loca, sin hacer caso de las recomendaciones de los demás. Mirando fijamente a la mujer que tenía delante con una mirada fría, Maira sonrió.
—No hace falta que te vayas por las ramas. Supongo que tienes algo que contarme ya que has venido conmigo. ¿Qué es lo que piensas hacer esta vez? ¿Quieres que renuncie a mis derechos de herencia sobre el Grupo Sierra?
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