Capítulo 686 Un ingreso de urgencia
Una vez que el mayordomo se marchó, los sirvientes se quedaron sin líder mirando a Hilda, que estaba acostada en el sofá, con cara de resignación mientras no sabían que hacer, estaban preocupados por el estado de Hilda, se miraban unos a otros. «¿Por qué tarda tanto la ambulancia?».
Miraron hacia el segundo piso, pero el mayordomo ya había desaparecido. Aunque Hilda rara vez se dejaba ver por la Residencia Leiva, los sirvientes la consideraban una persona importante porque, después de todo, era la nieta a la que Roberto más cuidaba.
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