Capítulo 537 No entiendes a las mujeres
El sonido de los autos tocando la bocina desde la parte de atrás hizo que Hilda volviera a sus cabales. Mientras tanto, la voz de Matías sonaba desde el móvil. Era una suerte que tuviera la paciencia de un santo y no hubiera colgado la llamada a pesar de su largo silencio. Se había vuelto indecisa y le costaba mucho decir no. Ya no era tan decidida y firme como antes. En ese momento, Matías percibió su vacilación y se aclaró la garganta.
«Ya que ella no va a responder, entonces será mejor que me despida».
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