Capítulo 167 Maira, siempre estás de broma
Los ojos de Antonio se entrecerraron y dejó de subir las escaleras. En su lugar, rodeó la mesa de café y recogió el bolso de Maira del sofá antes de sacar su teléfono.
Aunque no había identificador de llamadas, con la buena memoria de Antonio, sabía con claridad a quién pertenecía ese número.
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