Capítulo 730 Eres lo único que me importa
Hilda se cruzó de brazos después de escapar del fuerte agarre de Matías, y sus labios se curvaron en una sonrisa sardónica. Miró fijo a Matías sin decir palabra, y sus ojos carecían de emoción. Parecía como si quisieran taladrarle el alma. Matías ya no quería huir, así que le devolvió la mirada. Los dos mantuvieron el contacto visual en absoluto silencio, y la creciente tensión casi hizo que Zahir sintiera pánico por ellos mientras observaba el espectáculo desde el piso de arriba.
—¿Sigues sin querer ceder? —Matías rio con impotencia. Hilda era mucho más persistente de lo que imaginaba. Por eso, ya no se le ocurría una forma mejor de dar vueltas a este asunto.
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