Capítulo 517 La cálida bienvenida de los Leiva
A la mañana siguiente, Hilda se despertó en el sofá. Intentó abrir sus ojos somnolientos, pero le dolía todo el cuerpo. «¡No puedo creer que me haya quedado dormida en el sofá!». Después de levantarse, se aflojó el cuello con incomodidad antes de tomar un baño con rapidez.
Salió del baño sintiéndose renovada y con los ojos brillantes mientras se secaba el cabello mojado. Entonces, se escuchó un golpe en la puerta, así que la abrió enseguida y vio al mayordomo de pie fuera.
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