Hoy hacía un poco de calor, pero había viento, así que era un buen día para salir a pasear. Sentada frente al espejo, Marina apretó los labios antes de dejar el bálsamo labial. Tatiana, que estaba sentada en la cama, vio la acción de Marina y preguntó con voz suave:
—Mamá, ¿te estás pintando los labios? ¡Yo también quiero!
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