Al ver la pastelería desde lejos, Tatiana agarró a Santiago de la mano y corrió directo hacia la tienda, sin tener en cuenta a los dos adultos que iban detrás. Cuando Marina y Fabián entraron en la tienda, no pudieron evitar una mueca de disgusto al ver los pasteles en la bandeja junto a los dos niños. Resultó que los dos pequeños habían pedido cada uno del menú.
Sin embargo, al percibir la expresión de Santiago, Marina supo que Tatiana debió ser quien hizo el pedido. Así que se acercó a Tatiana y la regañó en tono solemne:
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