Capítulo 323 Hasta que tus heridas sanen
El hombre bajó su cabeza mientras sellaba con precisión los labios de Maira con sus finos labios.
—Ummm… Antonio… —Luchó por un momento, pero cada vez que se movía, el hombre soltaba un suave resoplido. No sabía si había tocado sus heridas, así que no se atrevió a mover un músculo.
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