Capítulo 262 Puede que yo sea una sinvergüenza, pero ¿crees que tú no lo eres?
—¡Si llamas a la policía, es lógico que alguien compruebe la autenticidad de tus acusaciones! Ya que dijiste que te estaba difamando, ¡entonces no tendrás miedo de que la gente descubra la verdad! —Había una alegre frialdad en los ojos de Gloria.
Maira apretó los puños hasta convertirlos en pelotas aún más apretadas.
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