Capítulo 719 Lo que no sabes
La somnolencia se apoderó de Hilda, pero temía caerse al suelo. Por eso se removía un poco y se despertaba enseguida mientras se acurrucaba en el pequeño sofá. Puso la calefacción al máximo, pero sentía frío de todas formas, ya que solo llevaba una manta fina encima. Se preguntó si Zahir no había tenido tiempo suficiente para arreglar el refugio o si le estaba haciendo bromas a propósito. Parecía estar de mal humor mientras se frotaba la nariz de una manera muy poco femenina.
Estaba aburridísima, ya que ni siquiera había televisión en la cabaña. No podía dormir bien ni ver una telenovela, aunque quisiera. En ese momento, echaba mucho de menos las bulliciosas escenas de Ciudad B. Ahora, parecía tan difícil conseguir lo que había estado a su alcance. Hilda enterró la cara en el sofá y olfateó a fondo su cuero auténtico, pues olía mucho más agradable que el apestoso olor de la cabaña.
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