Capítulo 634 Cada día es una tortura
En menos de un minuto, la mujer llamó de inmediato al cabecilla por altavoz. Desde el otro extremo del teléfono, sonó la voz de Maira.
Antonio fingió estar tranquilo, pero poco a poco apretó los puños. En realidad, estaba reprimiendo sus verdaderas emociones. De hecho, su voz casi lo había hecho romper. La mujer no tenía planes de dejarlo hablar con Maira, ya que ella simple y fríamente miraba su fachada.
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