Marina al fin entendió por qué la niña se negaba a lavar sus pantalones. No sabía cómo reaccionar cuando pensaba en cómo la niña la había engañado. No podía seguir rechazando a su hija, así que añadió el WhatsApp de Santiago con el número que le había dejado Tatiana.
Pronto, Santi aceptó su solicitud de amistad. Marina envió una invitación de videollamada. La niña de inmediato le arrebató el teléfono en cuanto se conectó la videollamada.
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