La brisa soplaba con suavidad en la fresca y tranquila noche, de vez en cuando rompía su silencio. La Señora Valle hizo una seña a los músicos sentados a un lado. Comenzaron a mover los dedos al recibir sus órdenes. El violonchelo sonó de forma romántica, superó las emociones negativas presentes en la escena.
Cuando Queta y Marco terminaron de brindar, regresaron de inmediato a la mesa principal. Elías parecía mirar de vez en cuando en la dirección en la que Marina se había marchado antes. Sus ojos eran oscuros y misteriosos, como si algo planeara en su mente. La Familia Quiñones sabía lo que sucedió con Marina y Elías, así que se mantuvieron en silencio y no hicieron más comentarios.
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