Alan maldijo en voz baja. El presidente estaba hoy en un estado de ánimo poco favorable. Una niña pequeña le había persuadido con éxito para que cambiara su decisión. La gente que no lo sabía habría pensado que era su hija biológica... Estaba desconcertado y aturdido. Por fin, sacudió la cabeza y fue a despedir a todos los ejecutivos que esperaban en la sala de reuniones.
En la oficina. Elías se puso el abrigo. De repente recordó que aún no había conseguido el nombre de la niña. Giró la cabeza y se encontró con los ojos de la niña. Le preguntó con suavidad.
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