Capítulo 489 Era su propio padre
―¿De verdad? ¿No me mientes?
Al escuchar que el bebé estaba bien, Marina sintió como si le hubieran quitado una enorme roca del pecho. Tenía los ojos rojos y las palmas de las manos empapadas de sudor. «¡Gracias a Dios! El bebé está bien». De lo contrario, no hubiera sabido qué hacer.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread