Yuchen lucía una sonrisa impotente. "No importa quién te haya criado, lo primero que debes hacer es protegerte a ti misma y evitar actuar impulsivamente, ¿entiendes?"
Alan Acosta podía percibir su genuina preocupación por ella, y su corazón se calentó. "Señor Admiradorg, no se preocupe, regresaremos sanos y salvos."
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