Capítulo 388 Olvídate de recuperar a esta mujer con vida
La policía detuvo al hombre para evitar que intentara algo. Ver la siniestra sonrisa en el rostro del hombre hizo que Marco entrara en pánico. De inmediato pensó en Queta, que había ido a la otra hacienda por la tarde y una mayor preocupación le arañó el pecho. Rápido marcó el número de Queta, pero no hubo respuesta alguna. Tal y como pensó, algo malo debía de haberle ocurrido.
Una hora después, el móvil de Marco sonó. Con las manos temblorosas, abrió la imagen adjunta al mensaje que había recibido y vio que era Queta. Estaba atada a una silla y amordazada con trapo de tela. También tenía sangre seca en la comisura de la boca y miraba al lente de la cámara con el terror extendido por su rostro. Marco apretó los puños al ver la foto y al instante fue víctima de la culpa.
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