Cuando Queta se encontraba trabajando en el hospital, no pudo evitar pensar en las palabras de Marco. Sintiendo un poco de miedo, miró a su alrededor pero no encontró nada raro.
Por fin, llegó la hora de volver a casa. Queta salió del hospital cansada, sin embargo, en el camino sintió que alguien la seguía y no dejaba de mirar con inquietud detrás de ella. Temiendo que alguien la siguiera, aceleró sus pasos y de vez en cuando, se detenía para escuchar otras pisadas que no fueran las suyas.
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