Elías parecía haberle leído la mente:
—No te preocupes, no hablaré del tema de antes. Pero solo para que lo sepas, no voy a cambiar de opinión, al menos no en poco tiempo. Así que avísame si algún día cambias la tuya. En cuanto a esa manta... Está limpia, puedes usarla sin ninguna preocupación. Por favor, por el bien de Santiago.
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