Por fortuna, Marina se controló después de un momento y calmó a Tatiana. Al final, la paz se restableció en la familia.
Al día siguiente, Elías llevó a sus padres y a Santi al aeropuerto. Exhortó a Santi a ser obediente y a escuchar a sus abuelos y prometió visitarlo más tarde. Sin embargo, Santi se limitó a juguetear con los dedos con la cabeza baja, como si no lo escuchara en absoluto. Elías frunció el ceño y estuvo a punto de reprender a Santi, pero se mordió la lengua al ver la expresión de Ana por el espejo retrovisor.
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