El teléfono de Zoey Shurmer resbaló de sus manos cuando su propietaria se enteró de la noticia, pero ella estaba tan perpleja, que ni siquiera se dio cuenta. La joven, que estaba sentada en su cama sin atreverse a poner un pie en el suelo, sentía como si el mundo al completo se desmoronase a su alrededor mientras leía las noticias que habían inundado las redes. «Se acabó. Todo el mundo se ha dado cuenta ya del parecido que guardan Waverly y Bailey, y además se ha filtrado que esa zorra no está emparentada con Clarence. Esos malditos periodistas han debido estar indagando como los buitres que son, hasta que han descubierto que Bailey y yo nacimos a la misma hora y en el mismo lugar» masculló ella para sus adentros.
Ante aquellas dos bombas informativas, que además estaban relacionadas de forma evidente, ni siquiera era necesaria una prueba de ADN para corroborar la verdadera identidad de Bailey.
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