Waverly se volvió hacia su marido y le indicó con una mirada vehemente que era su turno de consolar a Zoey. Stephen le devolvió la mirada con las cejas arqueadas y dudó largo rato antes de hablar.
—No me importa si se trata de mi hija biológica o de mi hija adoptiva; jamás abandonaré a ninguna hija mía —dijo él al fin.
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