Rebecca, agarrada fuerte a Raiden, perdió pie y cayó por las escaleras del crucero. Su cabeza golpeó el suelo con fuerza considerable, provocando una herida profunda y sangrienta. Raiden la devolvió a la escala y ordenó al médico que la acompañaba que la tratara. Al final, tuvo que soportar cinco puntos de sutura en la frente antes de que la hemorragia pudiera detenerse, en definitiva.
Los percances menores, como golpes y rasguños, a veces dejaban cicatrices duraderas, y las de los puntos no eran una excepción. Rebecca se sintió abatida cuando el médico le informó de que su herida dejaría en efecto marcas visibles.
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