Capítulo 342 Entregada a un mendigo
«Desde luego, esta mujer da asco, y además está muy próxima a llevarse el chasco de su vida» se dijo Artemis, y soltó una risita sarcástica para sus adentros.
—¿Casados, dices? Lo siento, Rhonda, pero yo no soy el Artemis Luther con quien has contraído matrimonio. Tu esposo es un mendigo que localizaron mis hombres, y al cual le pagué una fuerte suma de dinero para que se cambiara el nombre en la Agencia de Seguridad, cosa a la que accedió encantado. De esta manera, la persona con la que te has unido en sagrado matrimonio es mi querido tocayo Artemis Luther, un mendigo relativamente adinerado en estos momentos —explicó Artemis, cuya voz en apariencia didáctica estaba empapada de sarcasmo.
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