Micah se quedó helado, pero no se giró hacia la mujer.
―Has calculado mal. Incluso sin ti, Shannon no morirá porque… —comenzó a replicar en tono seco, pero se detuvo porque temía que sus palabras adelantasen la ejecución de la mujer que amaba—. Da igual. Debido a la deuda que tengo con tu padre, estás a salvo de momento. Sin embargo, reza porque yo no encuentre una sola prueba de que has hecho algo para lastimar a Shannon; de lo contrario, pagarás cualquier agravio contra ella con tu vida. Ni siquiera el espíritu de tu padre muerto podrá protegerte de mi ira —sentenció Micah.
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