Waverly alzó las cejas al oír eso. Tenía la suficiente sensibilidad como para percibir el resentimiento en la voz de su hija.
―¿Qué quieres entonces, Zozo? Deberías rendirte ahora que no hay nada más que puedas hacer. Podemos volver a Lostaria y yo te buscaré un buen pretendiente.
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