Haciendo caso omiso de su aspecto, se precipitó delante de Veikko y le agarró con firmeza del brazo.
—Hijo mío, escúchame. Te juro que yo no he causado la muerte de esta chica. Por favor, reúnanse e investiguen a fondo. Si al final se descubre que soy la responsable, tienes todo el derecho a vengarte. Pero si resulta que no soy el culpable, te ruego que sigas viviendo bien.
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